Historia de Sepúlveda

Prehistoria en Sepúlveda:

Los primeros signos de presencia humana en el territorio de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda se remontan al tercer milenio antes de Cristo, en la Edad de los Metales, como atestiguan distintos yacimientos arqueológicos y pinturas rupestres ubicados en los municipios de Prádena (en varias cuevas), Castroserna de Abajo (en la ribera del río San Juan) y Sepúlveda (en la ribera del río Duratón), entre otros.

 

Pueblos Prerromanos:

Algunos historiadores afirman que los pueblos prerromanos que habitaban esta comarca eran los arévacos (al este del río Duratón) y los vacceos (al oeste del río Duratón). Los arévacos eran un pueblo preferentemente ganadero mientras que los vacceos eran principalmente agricultores. Probablemente los bosques y pastos de esta comarca tenían aprovechamiento comunal entre ambos pueblos.

 

Época romana:

En el siglo II a.C. arévacos y vacceos fueron sometidos bajo el poder del imperio romano, que incluyó el territorio de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda en la provincia Carthaginensis. La colonización romana de esta comarca se produjo mediante la distribución por el territorio de casas de campo en zonas rurales ligadas fundamentalmente a la agricultura y la ganadería. Se trataban de pequeñas explotaciones agrarias cultivadas por el propietario, su familia y esclavos que tenían su centro en una granja (villa) rodeados por campos de cultivo.

En esta comarca destaca el yacimiento arqueológico de “Los Mercados”, situado en la antigua ciudad romana de Confloenta, actualmente ubicado junto a la localidad de Duratón, en el municipio de Sepúlveda. La civilización romana dominó este territorio aproximadamente durante siete siglos.

 

Época Visigoda:

En torno al año 497 el pueblo visigodo acabó por imponerse a la población hispano-romana. Este pueblo adquirió de la cultura romana distintos usos y costumbres, entre ellos la religión cristiana, aunque también impuso su propia personalidad, como por ejemplo la distribución del uso y la propiedad de la tierra. Durante la época visigoda la economía de la comarca seguía siendo predominantemente agraria y ganadera, ligada a agrupaciones de familias que posteriormente se asociaron en comunidades agrarias locales organizadas en “concilium”.

Nuestra comarca muestra asentamientos visigodos en necrópolis del siglo VI en Siguero, Ventosilla y Tejadilla, Duratón, San Miguel de Neguera – Sebúlcor y Soña-Barbolla, el templo rupestre de la Cueva de los siete altares de Villaseca y la ermita de San Frutos de la localidad de Burgomillodo, entre otros. La cultura visigoda permaneció en la Península Ibérica durante poco más de 200 años.

 

Invasión Musulmana:

El 19 de julio del año 711 los musulmanes del norte de África comenzaron la invasión de la península ibérica. A finales del año 711 la comarca de Sepúlveda fue tomada por los bereberes. Según distintos historiadores, esta invasión supuso la práctica despoblación de la meseta norte castellana, salvo pequeños núcleos aislados de población cristiana de carácter agrícola y ganadero sometidos al poder musulmán, los cuales lograron mantener tradiciones de la época visigoda, principalmente la religión cristiana. En nuestra comarca destaca la veneración a San Frutos, la cual se mantuvo a pesar del dominio musulmán. Como principal muestra arquitectónica de origen musulmán destaca el Castillo del Condado de Castilnovo.

 

Reconquista Cristiana.
Nacimiento de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda: 

Durante los siglos VIII, IX, X y XI el territorio de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda sirve de frontera entre reinos cristianos y musulmanes, alternándose el dominio cristiano y musulmán.

En el año 753, el rey cristiano Alfonso I realiza la primera reconquista cristiana de este territorio, liberando la villa de Sepúlveda del poder musulmán y llevándose a gran parte de su población cristiana al reino de Asturias, lo que propició el abandono de la comarca y el retorno a manos musulmanas. La victoria en la batalla de Simancas en el año 939 permitió a los reinos castellanos avanzar por el valle del río Duratón, hecho que permitió en el año 940 la reconquista de Sepúlveda por parte de Fernán González, primer conde independiente de Castilla, el cual inició una primera repoblación cristiana de este territorio. Para atraer pobladores a estas peligrosas tierras de frontera, se concedieron ventajas fiscales, personales y de organización político-administrativa conocidas como “derecho de frontera”, entre las cuales figurarían distintos usos y aprovechamientos del territorio. Así, en el año 970, García Fernández, nuevo conde de Castilla, confirma el “Fuero de Sepúlveda”. Se tiene constancia que en el año 979 Ibn Abi Amir ataca la villa de Sepúlveda en dos ocasiones, siendo rechazadas ambas acometidas, pero en 984 Almanzor conquistó Sepúlveda y la sometió de nuevo bajo el poder musulmán, aunque no logró repoblarla con pobladores musulmanes y se mantuvo una población cristiana a base de fuertes contrapartidas económicas.

Aprovechando una guerra civil en Al-Andalus, Sancho I, en el año 1.010, consigue que Sepúlveda sea devuelta al dominio de Castilla. Inmediatamente se produce una nueva y definitiva repoblación cristiana y se confirma de nuevo el “Fuero de Sepúlveda”. A partir de entonces comienza una época de esplendor en esta Comunidad de Villa y Tierra, convirtiéndose en un gran bastión castellano al sur del río Duero.

 

El Fuero de Sepúlveda:

El día 17 de noviembre de 1.076 el rey de Castilla Alfonso VI confirma el “Fuero de Sepúlveda”, conocido como el “Fuero Breve”. Este documento muestra los límites del Alfoz de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda a la vez que establece una primera normativa para este territorio. Posteriormente, en el año 1.305, desarrollando el “Fuero Breve”, el concejo sepulvedano redacta el “Fuero Extenso” de Sepúlveda, confirmado por el rey Fernando IV de Castilla. Consta de 254 “títulos” los cuales recogen una serie de normas jurídicas que ponen por escrito leyes y costumbres desarrolladas desde el “Fuero Breve”.

 

Alta Edad Media:

Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura castellana eran independientes entre sí y del mismo rango, con amplio territorio y autonomía, sometidas solamente al Rey, con plenas facultades gubernativas, fiscales, judiciales y militares sobre la población, ordenación y defensa de su tierra. Las principales autoridades de estas Comunidades eran el Concejo de la Villa y el Juez. Tras la confirmación del Fuero por Alfonso VI, se reconoce la jurisdicción de Sepúlveda sobre todas las aldeas de su alfoz.

 

El territorio de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda se dividió en un primer momento en primitivas colaciones matrices de la villa, las cuales fueron evolucionando hasta que a finales del siglo XII se estructuró el territorio en ocho ochavos u ocho zonas de aldeas: Cantalejo, Navares, La Pedriza, Prádena, Bercimuel, Castillejo, un ochavo correspondiente a territorios situados al sur del Sistema Central y la villa de Sepúlveda. Los ochavos eran distritos territoriales con cierta autonomía y en cada uno de ellos un ochavero representaba los intereses de sus aldeas frente a los de la villa.

 

 

Edades Moderna y Contemporánea:

A finales del siglo XV, con la aparición del concepto de Estado a partir del reinado de los reyes Católicos, empieza a declinar el poder de las Comunidades de Villa y Tierra a lo que se sumó la derrota de la revuelta comunera de Villalar (1.521), a la cual Sepúlveda se había unido en 1.520. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII esta Comunidad centra su actividad en administrar sus montes y pastos comunales.

La división de España en provincias en el año 1.833 dejó obsoletas desde el punto de vista político las Comunidades de Villa y Tierra, hecho que provocó la desaparición de muchas de ellas, pero no ocurrió esto con la de Sepúlveda. Fue en esta época cuando se fijó la ubicación de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda íntegramente en la provincia de Segovia.

Ya en el siglo XX se dividió definitivamente el territorio de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda en los seis ochavos actuales: Cantalejo, Pedrizas y Valdenavares, Bercimuel, La Sierra y Castillejo, Prádena y Sepúlveda.